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Una invitación de Quaresma del presidente Rev. Dr. David Emmanuel Goatley

Hace algunos años, mi ministerio incluía prevención, atención y apoyo relacionados con el SIDA. A través de ese trabajo aprendí más sobre la escala y el alcance de la violencia sexual cometida principalmente, aunque no exclusivamente, contra mujeres y niños. En los hogares, a través de las relaciones, a través de la trata de personas y más, la violación y la violencia sexual dañan diariamente a millones de personas en todo el mundo.

Participar en un ministerio global que buscaba responder a la devastación de la violencia sexual en los campus y en las comunidades me introdujo a un movimiento llamado Thursdays in Black (Jueves de negro). Esta es una campaña por un mundo sin violaciones y violencia sexual. Mi esposa y yo usamos ropa negra los jueves con cristianos de todos los continentes para crear conciencia, promover la acción y el compromiso con la abogacía.

Buscamos avanzar en esfuerzos que puedan conducir a la protección, prevención, atención y rendición de cuentas. Esta es una disciplina espiritual que hemos practicado durante años. Mantiene ante nosotros a las innumerables personas víctimas de la violencia sexual. Rogamos a Dios por misericordia que pueda traer alivio, liberación y recuperación.

Durante el tiempo de Cuaresma de este año, los invito a vestirse de negro conmigo, no como señal de luto, sino como señal de resistencia. Al vestirse de negro, recuerde orar por las personas vulnerables y víctimas de la violencia sexual. También ore para que los perpetradores sean detenidos, responsabilizados y apartados de su maldad.

Cuando la gente te pregunte por qué vistes de negro los jueves, puedes decirles que rezas, anhelas y trabajas por un mundo sin violaciones ni violencia sexual. También puede invitar a otros a unirse a los esfuerzos locales, nacionales y globales de concientización, acción y defensa. Si este acto de disciplina espiritual no te habla, te invito a comprometerte simbólica y sustancialmente con los colaboradores apropiados para poner fin a la violencia sexual.

La violación y la violencia sexual no son un problema “allá afuera en el mundo” solamente. Es una crisis en la iglesia y también entre los cristianos. Un número incalculable de mujeres y niños, especialmente, han sido objeto de manipulación y explotación por parte de personas de poder y posición en iglesias e instituciones relacionadas con iglesias.

El pecado de excusar y defender a los perpetradores debe ser confesado y debemos arrepentirnos. Guardar silencio y fingir ignorancia exacerba el terror y no se puede tolerar. De lo contrario, somos infieles a Jesucristo.

Que el Espíritu nos guíe a la rectitud y la justicia.

 

David Emmanuel Goatley

Presidente, Seminario Fuller

Presidencia Clifford L. Penner

Profesor de teología y ministerio